Cómo saber cuándo cambiar las cuerdas de la guitarra

Quizás los músicos más experimentados tienen muy claro cuándo ha llegado el momento de cambiar las cuerdas de su guitarra, pero para quienes empiezan esa decisión puede resultar complicada de tomar.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Que el sonido sea cada vez peor, pero no por quién toca, sino por el desgaste de las cuerdas. Eso puede ser muy desmotivador para un principiante.

Tampoco se trata de cambiar de cuerda cada mes, porque aunque este gesto no suponga un coste muy elevado, las cuerdas, si se cuidan bien, pueden tener una vida mucho más larga dependiendo del uso que se les dé.

Así que, antes de cambiar las cuerdas de una guitarra hay que observar algunos aspectos con cuidado:

  • ¿Cuándo fue la última vez que la guitarra fue tocada? ¿Más de dos meses?
  • ¿El sonido es distinto? ¿Más apagado quizás?
  • ¿Cómo están las cuerdas? ¿Ásperas? ¿Oxidadas?
  • ¿Alguna de ellas se ha roto recientemente?

Cualquiera de esas evidencias puede significar, casi sin ninguna duda, que tu guitarra necesita cuerdas nuevas.

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Las cuerdas en la guitarra clásica

Aunque en su origen las cuerdas de guitarra se fabricaban con tripas de animales, en la actualidad suelen ser de un entorchado de metal y seda o, directamente, de nylon. Por ese motivo el óxido no su principal problema. Sí lo es la consistencia. Precisamente por la naturaleza de los materiales con los que se fabrican, con el uso las cuerdas pueden estirarse en exceso, lo que dificulta su afinamiento y el sonido se vuelve más apagado.

En este tipo de guitarra, por tanto, si su uso es recurrente, es conveniente que se cambien cada 3 meses. Aunque existe una alternativa que puede alargar la vida de tus cuerdas: las cuerdas cubiertas. Éstas presentan una fina capa protectora que evita la corrosión y que se acumule la suciedad, lo que se traduce en el doble de durabilidad.

Las cuerdas en bajos y acústicas

Las guitarras acústicas y los bajos tienen cuerdas de metal, lo que implica que se oxiden y corroan con más facilidad que las de nylon, por lo que pueden durar menos si no se hace un mantenimiento adecuado (limpieza diaria, lavarse bien las manos antes de su uso para quitar el sudor, etc.).

En este caso es importante mirar cómo afectan las cuerdas a los propios dedos, siempre, en el momento en que causen la más mínima molestia, es conveniente pensar en cambiarlas.

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